Nancy Cóndor Capcha, de 53 años, es de Carhuamayo, Junín. Dirige su propia agroindustria ‘Cóndor Capcha’ que produce y procesa maca. Sus productos se venden en tiendas de todo el Perú. Nancy está casada con Simeón Canchanya, quien apoya con la producción, mientras que ella se enfoca en marketing y ventas. Tienen dos hijos adultos que también trabajan en temas de logística en el negocio.
Alcanzando el éxito:
Los primeros años de vida matrimonial fueron difíciles para Nancy y Simeón. La pareja probó múltiples empresas comerciales, incluida la crianza de cuyes y la administración de un pequeño quiosco. Sin embargo, les llevó años crecer y subsistir a las diversas crisis económicas.
En 1999, Nancy descubrió el valor de la planta de maca de su región. “Me di cuenta de que tenía oro. Sabía que tenía que ser valiente y que no debía tener miedo, ahí empezó mi empresa Cóndor Andino.” Nancy persuadió a su esposo para que se uniera a ella en el negocio y trabajaron juntos, día y noche, para poner en marcha su empresa familiar.
Distribuyendo las tareas:
Nancy describe las múltiples barreras que enfrentan las mujeres cuando inician un negocio, como por ejemplo, la doble jornada laboral. “Cuando me enfermé por trabajar mucho, tuve que dejar a mis hijos en casa, tuve que cocinar, tuve que lavar y tuve que hacer todas las tareas del hogar y el trabajo”, sostiene.
Pronto, ella y su esposo empezaron a compartir las tareas del hogar y de cuidado para que el negocio pudiera crecer. “Tenía que cocinar para ella, tenía que lavar, incluso cuidar a los niños cuando ella iba a las ferias. Así que esa parte fue un shock al principio, pero luego se volvió normal”, menciona Simeón. Pronto la familia entró en un ritmo de responsabilidades compartidas y a medida que los niños crecían, también comenzaron a ayudar con el negocio.
Nancy también describe una cultura machista, donde el hombre siempre es el sostén de la familia. “A veces las mujeres dicen: ‘mi esposo no debe trabajar en la casa, él debe mantenerme’”, indica. Simeón también se ha enfrentado a comentarios negativos, y agregó: «Siempre me preguntan: ¿por qué el nombre de la empresa lleva el apellido de mi esposa?».
Lentamente, la pareja está comenzando a ver un cambio en las actitudes de las personas. Las mujeres y hombres se están dando cuenta de la importancia de una distribución justa de la carga de trabajo. “Las mujeres de nuestra comunidad están superando y enfrentando el machismo. Ellas también tienen los mismos derechos que los hombres. Creo que tanto las mujeres como los hombres tenemos las mismas condiciones para realizar cualquier trabajo, las mismas ideas”, agrega Simeón..
Transformándose a lo digital:
Además de las expectativas sociales de las mujeres en los negocios, Nancy también reconoce sus habilidades digitales limitadas, que dice que ha descuidado debido a la cantidad de tareas de la empresa y la familia. Sus clientes más grandes ahora le exigen que use diferentes canales digitales y, por ahora, busca la ayuda de su esposo o hijo.“Estoy decidida a aprender a hacer esto”, sostiene.
A través del programa Ignite de CARE Perú, respaldado por el Centro para el Crecimiento Inclusivo de Mastercard, Nancy también se ha beneficiado del apoyo con la aplicación de capacitación financiera LISTA Express. «Aprendí muchas cosas: cómo ahorrar dinero, cómo pedir prestada la cantidad correcta de dinero y cómo distribuir productos para la venta», indica.
Frente al futuro:
A través de Ignite, Nancy también ha participado en eventos de networking a través de los cuales ha aprendido de otras mujeres empresarias y ha encontrado inspirado en ellas. En particular, aprendió de aquellos que exportan sus productos, lo que ayudó a dar forma a la propia ambición de Nancy. “Estas redes realmente me motivan. Las otras mujeres me abrieron los ojos y ahora me gustaría que mi producto cruzara fronteras. Me gustaría que la gente de otros países supiera que Perú tiene este súper producto alimenticio”.
“Empiecen con lo que saben. En el Perú tenemos una rica biodiversidad de la que debemos sentirnos orgullosos y debemos aprovechar esos recursos. No tengas miedo de hacer negocios”, aconseja Nancy a sus colegas y amigas empresarias.
Nancy está orgullosa del crecimiento de su negocio, de haber dado trabajo a otras personas y de compartir sus experiencias. También reconoce el valor del apoyo de su esposo, describiéndolo como “mi mano derecha”. “Ahora puedo decirles que soy más fuerte, que soy más decidida, que no tengo miedo de enfrentarme a muchas barreras. Yo era una líder, pero no me di cuenta”, concluye. Puedes conocer más del negocio de Nancy y Simeón en: Facebook e Instagram