En el Perú, 36% de mujeres no cuentan con ingresos propios (INEI 2020) y la brecha salarial entre hombres y mujeres es de 30% (INEI 2022); además, para las peruanas, las probabilidades de trabajar en el sector informal son más altas que la de sus pares hombres, llegando al 78,8% que se desempeña en el sector informal (INEI 2022). Muchas de ellas están sobre representadas en sectores precarizados, como el trabajo doméstico remunerado, en donde, el 96% son mujeres con una tasa de informalidad que alcanza el 92% (OIT 2021); y, presentan menos tasa de sindicalización, constituyendo, a penas, el 1,7% en el sector privado, frente al 8,9% de tasa de afiliación sindical masculina (SERVIR 2019).
Las precarias condiciones sociales y económicas de las mujeres amparadas en estereotipos de género y, profundamente arraigadas en la relación de mujeres con el ámbito doméstico y reproductivo, limitan oportunidades y opciones en el mercado laboral y, ejercicio pleno de derechos laborales. Así, por ejemplo, se
estima que las mujeres realizan el 76,2% de todo el trabajo de cuidados no remunerado, dedicándose 3,2 veces más tiempo que los hombres, siendo que en 8 de 10 hogares peruanos son las mujeres quienes asumen la mayor parte de las tareas domésticas y de cuidado.
Ante ello, CARE Perú se propone trabajar junto con las mujeres para obtener igual acceso a un trabajo de calidad, con derechos, seguro, justo y equitativametne remunerado, desarrollando intervenciones que promuevan Trabajo Digno, como parte de un área clave de intervención para el empoderamiento económico. Simultáneamente, nuestras intervenciones buscan promover un cambio en las percepciones sobre el cuidado que lleven a incidir en la implementación del modelo de reconocimiento, reducción y redistribución del trabajo doméstico no remunerado y de cuidado en las familias, la comunidad, el sector privado y en el Estado.
El Trabajo Digno es una vía clave para el empoderamiento económico de las mujeres, imprescindible para la reducción de la pobreza y esencial para alcanzar la igualdad de género, pues mientras las mujeres tengan menos derechos económicos, menos control sobre los recursos económicos y menos acceso a oportunidades económicas que los hombres, no alcanzaremos la justicia social.