En el 2018 se registró el máximo de ingreso de personas venezolanas a Tumbes, lo que llevó a que diversas agencias de Naciones Unidas (NNUU), organizaciones no gubernamentales y el Estado dieran una respuesta humanitaria básica1 por la magnitud de la crisis migratoria. Según registros oficiales, en el 2015 había en Perú 2,351 personas venezolanas, el 2018 se incrementó a 728,120 y ahora son más 1.5 millones de personas.
Para CARE Perú, la crisis migratoria venezolana es una emergencia de aparición lenta, que se caracteriza por no tener una fecha precisa de inicio ni de término. Un claro ejemplo fue el crecimiento exponencial de las personas venezolanas durante el 2015 y el 2018, esta situación generó incertidumbre sobre cómo se debía brindar una respuesta humanitaria nueva, totalmente distinta a anteriores situaciones de crisis en el Perú.
La recepción masiva de personas migrantes y/o refugiadas extranjeras al Perú es algo nuevo. Si bien hemos pasado por la experiencia de un proceso de migración interna, ambos casos, se caracterizaron por el racismo y la presencia de estereotipos y prejuicios que perjudicaron el proceso de integración y cohesión social. Por ello, uno de los mensajes que queremos posicionar es nuestra campaña Más Derechos, Menos Prejuicios.
Uno de los hallazgos de la última Encuesta dirigida a la Población Venezolana (II ENPOVE en el 2022) indica que el 75,3% de la población refugiada y migrante de Venezuela que se encuentra en nuestro país tiene la intención de quedarse en el Perú. De esta manera, las necesidades prioritarias de la población migrante y/o refugiada son distintas a las iniciales, entre ellas, se encuentran la regularización migratoria, el acceso a servicios educativos, de salud, de generación de medios de vida e inclusión financiera. Asimismo, existe un impacto positivo de la migración en la economía, cultura y saberes.
Hoy, viernes 19 de agosto, en el Día Mundial de la Asistencia Humanitaria, recordamos que uno de nuestros valores en CARE Perú es: Primero las Personas, por ello, para nosotros que nos allanamos al mandato humanitario donde el credo, género, procedencia no son barreras para asistencia humanitaria.