En todas las culturas y países, las mujeres siempre han asumido un rol importante como agricultoras, cosechadoras, recolectoras y ganaderas. Diariamente, mujeres de todo el mundo hacen uso de los recursos naturales, enseñan a las generaciones futuras y comparten sus conocimientos ancestrales relacionados con la biodiversidad.
Las mujeres representan entre el 60 y el 80 por ciento de toda la producción de alimentos en los países en desarrollo. Ellas contribuyen de gran manera al desarrollo sostenible de sus comunidades, así como al mantenimiento de los ecosistemas, la diversidad biológica y los recursos naturales.
Sin embargo, el reconocimiento que obtienen por sus aportes en el cuidado del medio ambiente es aún muy limitado. Promover la igualdad de género en las actividades productivas, es esencial para que puedan acceder a las mismas oportunidades económicas y participen en la toma de decisiones para la planificación y la gestión de recursos.
Ante la crisis climática y la actual emergencia sanitaria mundial, es decisivo contar con la participación total de las mujeres. El Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) propone un enfoque integrado que permita una distribución más equitativa de los recursos. Por ello, el cambio hacia el desarrollo es la economía verde, un conjunto de modelos de producción integral e incluyente que toma en consideración variables ambientales y sociales, que resulten en el bienestar social.
Para Alicia Castillo y los comuneros de Boca Isiriwe, la conservación del bosque va más allá de preservar la flora y la fauna. “El bosque nos da vida, por eso lo cuidamos”, afirma la lideresa. A través del proyecto “Fortalecimiento de comunidades y organizaciones indígenas de la región de Madre de Dios para el desarrollo local sostenible, defensa y abogacía de sus derechos”, el cual fue ejecutado desde el 2017 hasta diciembre del 2019, las comunidades de la reserva Amarakaeri recibieron apoyo técnico de CARE Perú y lograron impulsar su desarrollo.
De la misma forma, Cirila , una de las fundadoras de la comunidad indígena de Boca Isiriwe, además de tener una chacra y criar animales, participa de la producción sostenible de castañas. Dicha actividad económica se ha convertido en una de las principales del lugar, gracias a proyectos impulsados desde la cogestión entre el SERNANP y ECA Amarakaeri.
En Manchay Bajo, Pachacamac, Mariluz Liuya viene emprendiendo un negocio de crianza de cuyes y gallinas en su galpón de materiales reciclados, los cuales sirven como el soporte económico de su hogar. Mediante “Ella Alimenta El Mundo”, proyecto activo de CARE que busca repotenciar y revalorizar la labor de miles de mujeres en el actual mundo masculino de la agricultura y productividad, ha podido obtener herramientas para mejorar su negocio y adaptarlo a la situación actual.
En Manchay Bajo, Pachacamac, Mariluz Liuya viene emprendiendo un negocio de crianza de cuyes y gallinas en su galpón de materiales reciclados, los cuales sirven como el soporte económico de su hogar. Mediante “Ella Alimenta El Mundo”, proyecto activo de CARE que busca repotenciar y revalorizar la labor de miles de mujeres en el actual mundo masculino de la agricultura y productividad, ha podido obtener herramientas para mejorar su negocio y adaptarlo a la situación actual.
Estos ejemplos, reflejan la importante fuerza que representan millones de mujeres para la economía verde en el Perú y el mundo. Lograr revertir el impacto en el medio ambiente y generar mayor desarrollo solo será posible en la medida que más mujeres y niñas alcancen mejores condiciones de participación, trabajo equitativo y digno, y con posibilidades de gestionar ellas mismas sus medios de vida y sus territorios.
Desde CARE Perú, continuaremos trabajando para que más mujeres y niñas participen en espacios de toma de decisión, en igualdad de género, para garantizar la mejora de su calidad de vida.