Principales brechas de género en Perú: avanzando hacia el empoderamiento económico de las mujeres

En Perú, la discriminación contra las mujeres es reconocida como un problema público por la Política Nacional de Igualdad de Género. Esta señala que: “La discriminación estructural, en el marco de la igualdad de género, es el conjunto de prácticas reproducidas por patrones socioculturales instalados en las personas, las instituciones y la sociedad en general (…) Así también, esta discriminación se evidencia en las diferentes oportunidades de desarrollo y de consecución de planes de vida de las personas debido al hecho biológico de ser hombres o mujeres”.En este sentido, las brechas y barreras de género que se dan en entornos de alta vulnerabilidad afectan principalmente a mujeres y se manifiestan de diversas formas. Algunos datos y cifras generales corresponden a los sectores: empleo y autoempleo, finanzas y agricultura.La Organización Internacional del Trabajo informa que las trabajadoras del hogar son quienes tienen menos acceso a empleos formales bajo condiciones precarias y de bajos salarios. Por ejemplo, en Perú, el 78% de las trabajadoras del hogar percibe una remuneración inferior a la mínima legal (S/1,025); y el 45% de ellas supera las 48 horas semanales de jornadas laborales.Por su parte, las mujeres emprendedoras enfrentan mayores desafíos que sus pares hombres para iniciar y desarrollar sus negocios. El limitado acceso a las finanzas y a los recursos productivos suele ser la principal barrera, así como el predominio de estereotipos de género y el machismo que desmotiva el despliegue de sus emprendimientos. Esto se traduce en que el 32.5% de las mujeres mayores de 14 años en Perú, no cuentan con ingresos propios.Adicionalmente, las mujeres peruanas tienen menos acceso a servicios financieros que los hombres, lo que dificulta su capacidad para ahorrar, invertir y gestionar sus finanzas. Según el estudio de IPSOS, solo el 12% de mujeres peruanas está plenamente incluida al sistema financiero formal.Finalmente, las mujeres rurales representan alrededor del 45% de la fuerza laboral agrícola en el país, con un limitado acceso a los recursos productivos: la tierra, el agua, las finanzas, la información de precios y mercados, créditos y servicios de extensión agrícola, lo que limita su capacidad para mejorar su productividad y rentabilidad.CARE, en su teoría del cambio vinculada al empoderamiento económico, muestra el compromiso de catalizar el cambio en las mujeres que viven en situación de vulnerabilidad, apoyándolas en el ejercicio de sus derechos y aspiraciones sociales y económicas.Para ello, nos enfocamos en 4 líneas de intervención estratégica: a) Promoción del trabajo digno b) Cadenas agroalimentarias y agricultura de pequeña escala c) Acceso a servicios financieros y c) Prosperidad de las emprendedoras. 

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