ESCASEZ DE AGUA: UNO DE LOS MAYORES DESAFÍOS DEL SIGLO XXI

Cuando pensamos en la cantidad de agua en el planeta, puede que tengamos una sensación de abundancia. Sin embargo, ¿qué cantidad de agua potable hay realmente? Según datos de National Geographic, el agua dulce se distribuye en un 70% en agua congelada en glaciares y un 30% en la humedad del suelo o acuíferos. Respecto al resto, un 1% se encuentra en cuencas hidrográficas y tan solo un 0,025% es potable.

La escasez de agua potable constituye uno de los principales desafíos del siglo XXI. Esto, sumado a la distribución desigual de este recurso preocupa a los gobiernos de todo el mundo. Según datos de las Naciones Unidas, 4.200 millones de personas no cuentan con servicios de saneamiento seguros, más de 3.000 millones no gozan de agua potable y alrededor de 2.000 millones de personas se ven obligadas a utilizar fuente de agua potable contaminada. Este último reto está plasmado en el Objetivo 6 de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de las Naciones Unidas.

El Perú es uno de los países más ricos del mundo en agua, el problema se encuentra principalmente, en la distribución desigual de este recurso. Según la Autoridad Nacional del Agua, el volumen anual promedio de agua en Perú es de 1´768172 millones de metros cúbicos, lo cual podría hacer pensar que el país no presenta ningún problema en el abastecimiento de este recurso; sin embargo, el 97,27% de la disponibilidad de agua está distribuida en la Sierra y Amazonía, que alberga tan solo el 30,76% de la población. Por otro lado, el 2,18% de la disponibilidad de agua se encuentra en la vertiente del Pacífico que alberga al 65,98% de la población. El estrés hídrico en la costa peruana es elevado y preocupante. Según la Encuesta Nacional de Hogares 2018 (ENAHO) del INEI, más de 3.6 millones de peruanas y peruanos no tienen acceso al agua potable. De este número, unas 342 mil personas viven en Lima y se abastecen, sobre todo, a través de camiones cisterna, lo que les supone un elevado costo a diferencia de los hogares que cuentan con este servicio.

Causas de la escasez de agua

Entre las principales causas de la escasez de este recurso son: la degradación de los ecosistemas reguladores en las cuencas altas por el sobrepastoreo, cambio de uso del suelo, pérdida de bofedales por ganadería, deforestación, la variabilidad climática y el incremento de la temperatura. Sumado a estos factores, se encuentra también la contaminación de las aguas superficiales y de los acuíferos. Las aguas residuales no tratadas; relaves mineros; lixiviados de basureros, es decir, contaminantes líquidos generados en un relleno sanitario; así como la minería legal; la contaminación; y el agotamiento de los suelos producto del uso de agroquímicos, residuos sólidos, entre otros, indicen directamente sobre la calidad del agua.

Asimismo, se encuentra el uso irracional de la poca agua que hay disponible. En este sentido, tanto las empresas como la sociedad civil tienen una gran responsabilidad pues consumen innecesariamente grandes cantidades de agua potable y la devuelven contaminada. Actividades cotidianas como el lavado de manos, dientes, baño, actividades de cocina, el riego de jardines en ciudades de la costa, el lavado de automóviles dentro de los ríos, son algunas de las prácticas más frecuentes e insostenibles.

Debido al cambio climático se ha incrementado la temperatura generando el derretimiento de cerca del 53% de los glaciales tropicales de Perú. Debido a esto, afrontamos sequías cada vez más extremas con mayores riesgos de incendios, pérdida de producciones agrícolas y tierras para el ganado, malnutrición, deshidratación y enfermedades, hambruna debida a la escasez de alimentos, migración de animales, daños al hábitat, pérdida de biodiversidad y pérdidas económicas.

La escasez de agua impacta directamente en la economía del país, incrementa las desigualdades sociales y los conflictos. El costo para el país se va acumulando cada año y, aunque en los últimos años se ha generado una conciencia social a favor del medio ambiente y afortunadamente esta tendencia va en aumento, aún queda un largo camino por recorrer.   

No hay ninguna posibilidad de que nuestros países avancen hacia un desarrollo sostenible si no se garantiza primero el acceso al agua potable, en la calidad y cantidad necesaria que se requiere para el consumo y los medios de vida.

Las soluciones ya las conocemos, solo debemos tomar acción. Para ello, es necesario realizar una gestión de los ecosistemas reguladores desde un enfoque de cuenca para ordenar el territorio a diferentes escalas, una gestión Institucional colaborativa y operativa con un esquema eficiente del gasto público y mayor inversión del sector privado. Asimismo, se requiere de una sociedad civil organizada en modelos de gobernanza inclusivos, justos y resilientes, promoción del desarrollo económico local desde la autogestión, el crecimiento justo y sostenible, y una conciencia política integral y sinérgica. 

¡El agua no es responsabilidad de un sector: es responsabilidad de todas y todos!

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