Contexto
Uno de los ecosistemas más afectados en la actualidad son los océanos y mares.
Actualmente, el Perú enfrenta grandes desafíos ambientales. Mientras atraviesa una crisis política y social, la situación de los ecosistemas peruanos cada año se vuelve más complicada. Los ecosistemas marinos, andinos y amazónicos son cada vez más vulnerables, ya que están siendo degradados por la actividad humana, y eso los hace más sensibles a los efectos del cambio climático.
Uno de los ecosistemas más afectados en la actualidad son los océanos y mares. Estos entornos se ven gravemente perjudicados debido a la acumulación constante de desechos y plásticos, así como a los desastres ecológicos provocados por la falta de previsión en el mantenimiento y operación de infraestructuras relacionadas con la gestión de hidrocarburos, como el petróleo. Un claro ejemplo de esto es lo sucedido en Ventanilla, considerado como uno de los peores desastres ecológicos, afectando 112 kilómetros cuadrados del mar y litoral, incluidas dos áreas naturales protegidas.
Del mismo modo, el Perú está experimentando una importante reducción de sus bosques, así se estima que desde el 2001 al 2019 se perdió alrededor de 3 millones de hectáreas de bosques. A eso se suma el retroceso dramático de los glaciares, que al 2021 sólo mantienen alrededor de 108 mil hectáreas de superficie glaciar, la mitad de hace tres décadas, y continúa en disminución.
Este tipo de situaciones no solo generan efectos negativos en la naturaleza y su biodiversidad, sino que también repercuten en la población de nuestro país. Como consecuencia, nos volvemos más vulnerables ya que dependemos de los ecosistemas para nuestros medios de vida y nuestro bienestar. Por ejemplo, en el Perú, cada año, la brecha en la distribución del agua se incrementa. Más de la mitad de la población peruana habita en la costa del país, la cual representa menos del 4% de nuestro territorio.
¿Qué está haciendo nuestro país para resolver esta problemática?
Las organizaciones públicas y privadas están realizando activamente diversas iniciativas para hacer frente al cambio climático. En los últimos años, el Perú ha realizado importantes avances respecto al fortalecimiento del marco legal ambiental, que incluyen la conservación y el manejo sostenible de los recursos naturales y los ecosistemas. Todas las políticas responden a reducir y mitigar los impactos del cambio climático y disminuir la vulnerabilidad de las personas, sociedades y ecosistemas a través de la adaptación.
Para hacer frente al cambio climático, el Perú expresa su compromiso a través de las Contribuciones Nacionalmente Determinadas (NDC, por siglas en inglés) con la finalidad de reducir las emisiones de gases de efecto invernadero del país. Por otro lado, se espera el lanzamiento de la Estrategia Nacional ante el Cambio Climático al 2050, instrumento de gestión integral del cambio climático que permitirá orientar y facilitar la acción climática del Estado a nivel nacional, regional y local a largo plazo.
Nuestra apuesta
En CARE Perú estamos comprometidos a contribuir de manera significativa y efectiva a la consecución de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS). Mediante la implementación de proyectos y programas innovadores, buscamos marcar la diferencia en la vida de las personas y el planeta, promoviendo un futuro sostenible, inclusivo y equitativo para todas y todos.
En este sentido, reconocemos la importancia de la lucha frente al cambio climático y la conservación de nuestros recursos y territorios naturales. Por ello, a través del programa Cambio climático, Amazonía y recursos hídricos, desarrollamos proyectos destinados a proteger, preservar y restaurar la biodiversidad de la región en la que nos encontramos, garantizando al mismo tiempo la coordinación de actores gubernamentales, sector privado, cooperación internacional y academia, e implicando a las poblaciones locales en la conservación de los territorios.
Desde los ODS 6 (Agua y Saneamiento), 11 (Ciudades y comunidades sostenibles), 12 (Producción y consumo responsables), 13 (Acción por el Clima), 15 (Vida de ecosistemas terrestres), y 17 (Alianzas para lograr los objetivos), nos centramos en detener la pérdida de biodiversidad, salvaguardar los servicios ecosistémicos y promover paisajes vivos para aportar mejoras medioambientales, sociales y económicas a la región a través de alianzas con los diferentes sectores.
De la misma forma, en CARE Perú, tenemos el compromiso de realizar un trabajo continuo para lograr el ODS 5 (Igualdad de género) y ODS 1 (Fin de la Pobreza), reconociendo que la incorporación de los derechos de las mujeres y la igualdad de género en las acciones de mitigación y adaptación frente al cambio climático es fundamental para la efectividad de los programas. Nuestro enfoque se centra en crear soluciones sostenibles que promuevan la participación activa de las mujeres y su empoderamiento, reconociendo así su papel fundamental en la construcción de un futuro sostenible y equitativo.
Es importante resaltar que nuestro enfoque se centra directamente en el trabajo conjunto con las poblaciones afectadas. La lucha por la sostenibilidad y la preservación de los recursos naturales solo puede darse desde la inclusión de los actores principales: las poblaciones vulneradas, las comunidades y autoridades. Todos nuestros esfuerzos mantienen esa mirada, poniendo especial atención a las desigualdades de género, con el objetivo principal de lograr una sociedad más justa en los ámbitos ambiental, social y económico.
Rosa Morales, Gerenta de Cambio climático, Amazonía y recursos hídricos, sostiene que “en una sociedad con desigualdades persistentes, no podrá existir un desarrollo sostenible. Para ello, se requiere de un equilibrio entre el uso adecuado de los recursos naturales y de los ecosistemas, de modo que no se deterioren y se conserven. Estos tres pilares, que van de la mano -económico, social y ambiental- implican un trabajo en el terreno con las poblaciones vulnerables”.
“Desde CARE Perú buscamos la reducción de los impactos por la pérdida de los recursos naturales y los servicios ambientales -y por tanto de sus medios de vida-, así como de los impactos negativos del cambio climático y las brechas económicas de acceso a oportunidades. De esta manera, mejoramos las capacidades de la población vulnerable para desarrollar actividades económicas sostenibles, con un enfoque de género, intercultural e inclusivo. Sabemos que, trabajando con las propias poblaciones, comunidades y sus instituciones, lograremos una sociedad más justa, en el sentido ambiental, social y económico”, menciona Rosa Morales, Gerenta del programa Cambio climático, Amazonía y recursos hídricos de CARE Perú.
¿Qué estamos haciendo hoy en día?
Actualmente, en CARE Perú seguimos trabajando por conseguir grandes logros y contribuir en el fortalecimiento de la gobernanza del agua, articulando a la sociedad civil, el sector privado y público para la producción, el consumo responsable y el incremento del valor del agua con nuestro proyecto “El Agua Nos Une”. De igual manera, buscamos fortalecer las reservas comunales indígenas para la conservación de los bosques amazónicos con el proyecto IKI – Paisajes Amazónicos Vivos, bajo el esquema de la co-gestión con el Estado a través del SERNNAP.
Cambio climático
A pesar de producir menos del 0.4% de gases de efecto invernadero, el Perú es el tercer país más vulnerable a los riesgos climáticos. Uno de los principales efectos del cambio climático a causa de la acumulación de los gases de efecto invernadero, es el retroceso glaciar. Según el Ministerio del Ambiente, en los últimos 30 años, hemos perdido el 22% de la superficie de nuestros glaciares, que son el 71 % de los glaciares tropicales del mundo. El proceso de la desglaciación puede producir al inicio un pico de mayor flujo del agua, sin embargo, luego el agua no estará disponible causando un desabastecimiento para el uso de los ecosistemas y la biodiversidad y principalmente para el consumo humano.
Así también, el principal fenómeno atmosférico del mundo, El Fenómeno del Niño, es considerablemente afectado por el cambio climático, incrementando su intensidad y agravando los riesgos de desastres que sufre cada cierto tiempo el país. El desastre del 2017 afectó a 1.9 millones de personas, dañó infraestructuras de 13 regiones de país, incluyendo más de mil kilómetros de carreteras afectadas, y pérdidas económicas hasta por casi 3 mil millones de dólares.
Teniendo en cuenta esta necesidad de acción inmediata en la lucha contra el cambio climático, en CARE Perú buscamos mejorar la capacidad de resiliencia de la población. Esto se podrá lograr a través de la gestión de las diversas fuentes de agua con proyectos de adaptación del cambio climático y alianzas multi-actor, para la generación de modelos de adaptación sensibles al género y la conservación de zonas con alta tasa de vulnerabilidad a los efectos de la crisis climática, entre ellos glaciares, y montañas, Amazonía y zonas marino-costeras.
Nuestros esfuerzos en la lucha contra el cambio climático
Todos nuestros esfuerzos se ven reflejados en los programas y proyectos orientados a la población local, sus autoridades y los distintos actores en los territorios. Tenemos como objetivo conocer el estado de sus recursos y la gravedad de los desafíos climáticos que enfrentan, para establecer medidas que reduzcan su vulnerabilidad y permitan mejorar sus condiciones de vida, a la vez que se adaptan con iniciativas e innovaciones tecnológicas y técnicas en sus actividades.
Conocer las amenazas que sufren los ecosistemas acuáticos y terrestres, su estado, y las variaciones climáticas locales, permiten que los actores locales reconozcan aquellas medidas de prevención y alerta temprana que faciliten la adaptación de sus sistemas de producción a las nuevas condiciones y así asegurar sus estrategias de vida.
Amazonía
La Amazonía continúa perdiendo sus bosques cada año. De acuerdo al Programa Nacional de Conservación de Bosques para la Mitigación del Cambio Climático del Ministerio del Ambiente, se estimó que la pérdida de bosques en la Amazonía en el 2021 fue de 137 976 hectáreas, ubicando al Perú entre los países con mayor deforestación en Latinoamérica.
A esta situación se suman las condiciones de vulnerabilidad en las que se encuentran las comunidades indígenas, quienes son guardianas de la riqueza natural presente en los bosques amazónicos desde sus orígenes. Sin embargo, estas comunidades viven en condiciones de pobreza, con actividades económicas productivas que se desarrollan de manera artesanal, en condiciones de baja tecnificación, sin conexión con el mercado y con falta de innovación y herramientas tecnológicas para la competitividad.
Es importante reconocer que estas comunidades indígenas están ubicadas en áreas de alto valor de conservación, que colindan con zonas con conflictos por minería ilegal, cultivo de coca para uso ilícito y tala ilegal, todos ellos impulsores de la deforestación y degradación de la selva amazónica. No obstante, la poca presencia de las autoridades y la falta de servicios básicos debilitan el poder de defensa de estas comunidades ante tales amenazas. Según la información generada por el Ministerio del Ambiente, la tasa de deforestación de las Reservas Comunales (que son áreas naturales protegidas, manejas conjuntamente entre las poblaciones indígenas y el Estado) es de 9,10%, muy por debajo de otras zonas de la Amazonía peruana. Aunque la tasa de degradación es baja, la presión sobre las Reservas Comunales es permanente.
Nuestra iniciativa a largo plazo
Desde CARE Perú reconocemos que las comunidades indígenas empoderadas son la mejor garantía de conservación de los ecosistemas amazónicos, y requieren de un fortalecimiento de capacidades a nivel institucional (ANECAP – Asociación Nacional de los Ejecutores de los Contratos de Administración de las Reservas Comunales del Perú y las ECA – Ejecutores de Contratos de administración) y de las poblaciones, para mejorar sus capacidades de gestión técnica, administrativa, comercial, financiera y organizativa. Consideramos importante añadir valor a sus productos y diversificar sus fuentes de ingresos fortaleciendo su rol como defensores de los bosques. Esta visión se puede evidenciar a través de nuestro proyecto IKI- Paisajes Amazónicos Vivos.
Este proyecto, que será desarrollado durante el periodo 2023- 2028, tiene como objetivo fortalecer la co-gestión de las reservas comunales para mejorar las condiciones de vida de 200 comunidades indígenas, fortalecer la conservación de alrededor de 5 millones de hectáreas de bosques amazónicos y contribuir a los compromisos internacionales de Perú con las NDC, los ODS y el Convenio sobre la Diversidad Biológica.
Para ello, se promoverá el fortalecimiento de las cadenas de valor de los productos no maderables y la agrobiodiversidad de los bosques amazónicos para mejorar los ingresos de las comunidades indígenas reduciendo los factores de deforestación. También fortalecerá el modelo de co-gestión entre las comunidades indígenas y el Servicio Nacional de Áreas Naturales Protegidas (SERNANP). Este modelo asegura la conservación y mantenimiento de los territorios indígenas y las funciones de conservación de los bosques, además de generar alianzas desde un enfoque intercultural, y la revalorización de los conocimientos ancestrales.
Recursos hídricos
Gestión integrada de los recursos hídricos
El agua dulce en el mundo se está reduciendo, entre otros factores, por el impacto del cambio climático sobre las capas de hielo continentales y los glaciares. Éstos se vienen derritiendo considerablemente por la contaminación a lo largo de todas las cuencas, afectando la biodiversidad y capacidad de los ecosistemas acuáticos y terrestres de sostener vida silvestre y abastecer a una población creciente y demandante de bienes y servicios ambientales.
El proyecto El Agua Nos Une impulsa la promoción de la gobernanza sostenible del agua, a través de la coordinación con los distintos actores y el acercamiento y fortalecimiento de los espacios formales que existen para la gestión de los recursos hídricos.
Esta interacción prioriza la gestión del conocimiento para la toma de decisiones basada en evidencia dentro del Consejo de la Cuenca, aplicando un enfoque sistémico que ayude a los actores a reconocer y reconocerse dentro de la cuenca y comprometerse a operativizar acuerdos que beneficien a toda la comunidad.
Asimismo, el proyecto aborda la gestión corporativa del agua, a través de la asistencia a la Autoridad Nacional del Agua (ANA) para impulsar y difundir la herramienta del “Certificado Azul”. Se busca involucrar a la pequeña y mediana empresa para que puedan conocer y evaluar los impactos potenciales en el agua de los procesos de producción, con el fin de mejorar la eficiencia en el uso y la reducción de su huella hídrica.
Por otro lado, el proyecto también busca realizar acciones con las comunidades campesinas y población de las asociaciones de vivienda de la Cuenca para establecer un proceso colaborativo de participación con los municipios, y así promover la inversión en infraestructura natural, el reciclaje y la descontaminación de la Cuenca del río Rímac.