Atendiendo la crisis migratoria desde el 2018

En 2018 se registró el máximo de ingreso de personas venezolanas a Tumbes, lo que llevó a que diversas agencias de Naciones Unidas (NNUU), organizaciones no gubernamentales y el Estado dieran una respuesta humanitaria por la magnitud de la crisis migratoria. Según registros oficiales, en el 2015 había en Perú 2351 personas venezolanas y el 2018 se incrementó a 728,120

El programa de Gestión del Riesgo de Desastres y Respuesta Humanitaria ha desarrollado proyectos desde hace seis años con el propósito de dar respuesta a la crisis migratoria generada por el fenómeno de movilidad humana de personas migrantes y refugiadas de nacionalidad venezolana en Perú.

Para la implementación de las intervenciones se utilizaron tres ejes como guías orientadoras de nuestras estrategias. El primero, fortalecer la respuesta del Estado ante la crisis migratoria desde un enfoque territorial, el segundo transversalizar el enfoque de género, para lo cual fue primordial el desarrollo de análisis rápidos de género, y, por último, tener en consideración los enfoques de interseccionalidad e intercultural. 

En estos años CARE alcanzó a más de 120,000 migrantes y/o refugiados que han recibido al menos un servicio de protección, salud, salud mental y/o de medios de vida. La atención a cada persona incorpora un tamizaje social inicial para identificar sus necesidades específicas.  Después, el caso se deriva al servicio más adecuado de los disponibles en la cartera de proyectos del programa. En casos donde no se disponía del servicio requerido, se realizó la derivación al Estado u otra institución que pueda brindarlo. Esto se presentaba con mayor frecuencia en los casos de sobrevivientes de violencia basada en género que, para CARE Perú, incluye también, la Trata de Personas.  

Los proyectos implementados recibieron donaciones de los Gobiernos de Estados Unidos de América y de Alemania, la Red StarNetwork y además fuimos operadores de agencias de las NNUU. La experiencia en la implementación de estos proyectos nos ha permitido aprender, desarrollar innovaciones y establecer una red de trabajo con socios y aliados gracias al enfoque territorial y de interseccionalidad de nuestras intervenciones.

Lecciones aprendidas en proyectos de asistencia humanitaria 

Hasta antes del pico más alto de ingresos en Tumbes durante el 2018, el Perú no había recibido un flujo migratorio extranjero de gran magnitud.  Por ello, fue necesario diseñar intervenciones que permitieran reducir la vulnerabilidad de las personas migrantes que llegaban al país, así como fortalecer la respuesta del Estado ante la crisis humanitaria y migratoria. 

En ese marco, durante la implementación de nuestros proyectos, identificamos lecciones aprendidas y desarrollamos modelos y metodologías para fortalecer actores públicos y brindar capacitación, servicios e información a personas de nacionalidad venezolana con la finalidad de fortalecer su resiliencia e integración al Perú. Las acciones se enfocaron en temáticas clave como: Protección, Salud, Salud Mental y Medios de vida.

La primera innovación del programa fue el desarrollo de un sistema biométrico para la identificación de personas que se beneficiaban del Programa de Transferencias Monetarias (PTM) o por sus siglas en inglés, CBI (Cash Based Interventions), para evitar la suplantación de identidad. La transferencia monetaria inicial fue multipropósito para que las personas y hogares que se encontraban en necesidad y/o en situación de vulnerabilidad, pudieran aliviar sus necesidades o emergencias de alimentación, cobijo, salud, protección, entre otros, según sus propias prioridades.

El sistema informático con registro biométrico contribuyó a evitar intentos de fraude por duplicidad, estafa o suplantación. Una lección aprendida en este proyecto fue que en intervenciones de asistencia humanitaria a través del PTM o CBI, es necesario diseñar herramientas que permitan gestionarlos de manera eficaz y eficiente. Cabe destacar que, en la última edición del proyecto “La Alimentación no tiene Límites”, se otorgaron transferencias monetarias denominadas “Nutricash” y se brindó acompañamiento nutricional para promover la seguridad alimentaria de las familias incorporando a sus dietas ingredientes/insumos del mercado nacional que no estaban acostumbrados a consumir. 

Otra lección aprendida de los proyectos implementados como, “Fronteras Invisibles” y “Libres de Trata”, fue el diseño de una estrategia de comunicación para el desarrollo de herramientas culturalmente pertinentes y enfoque de género para abordar temas complejos como la violencia basada en género, la trata y el tráfico de personas utilizando recursos lúdicos y amigables. En el caso de “Fronteras invisibles” se creó el personaje SAMMI (Servicios de Atención a Mujeres Migrantes/Refugiadas) con la finalidad de dar voz a mujeres migrantes y refugiadas sobre su lucha tras llegar a Perú y de cómo enfrentar la desigualdad desde su condición de ser mujeres y ser migrantes. A continuación, se puede acceder a las historias de SAMMI en SPOTIFY:

En el caso del proyecto “Libres de Trata” se diseñó una metodología lúdica en dónde a través de eventos deportivos, se brindó información para la prevención e identificación de casos de trata de personas y violencia basada en género por medio del uso de tecnologías de la información.

Finalmente, el proyecto “Alma Llanera” en que incorporó un enfoque territorial en sus 5 años de intervención, nos ha demostrado la necesidad de trabajar de la mano con los actores del territorio y la comunidad. Un desafío fue atender a la población migrante y/o refugiada que pasan por el duelo migratorio, evidenciando situaciones cotidianas de estrés y ansiedad, que era necesario atender con prioridad.

Tras identificar la necesidad de brindar primeros auxilios psicológicos (PAP) a las personas migrantes y de la comunidad que requerían una (primera) contención emocional, se desarrolló un programa de formación de facilitadores en PAP junto con la Dirección de Salud Mental y la Escuela Nacional de Salud Pública del Ministerio de Salud del Perú. Este programa, estuvo dirigido a los operadores de los centros de salud y centros de salud mental comunitarios, para que puedan capacitar a las y los agentes comunitarios y otros actores sociales para que ellos y ellas puedan brindar PAP en su comunidad.

La lección aprendida de este proceso fue la importancia de articular con los actores del territorio y ser un nexo para que los tomadores de decisiones puedan generar intervenciones basadas en las necesidades de la comunidad.

A continuación, se puede conocer el testimonio de los participantes de esta capacitación:

Las características de los proyectos implementados en este tiempo han transitado desde el otorgamiento de transferencias monetarias multipropósito a personas migrantes vulnerables hacia el fortalecimiento del Estado para la integración de personas migrantes y la promoción de un entorno protector desde la comunidad. 

Entre la asistencia humanitaria y la integración socioeconómica

Los proyectos implementados desde el 2018, dirigidos a personas migrantes y/o refugiados, se caracterizaron por generar estrategias que permitieron que las personas que se encontraban en situación de vulnerabilidad o sobrevivientes de violencia basada en género accedan a servicios de protección y salud, y reciban transferencias monetarias para afrontar situaciones de emergencia. 

A la fecha, según la Plataforma del Grupo de Trabajo para Refugiados y Migrantes – GTRM coliderada por ACNUR y OIM, existen más de 1,5 millones de personas venezolanas que han llegado al Perú. Este contexto demanda que el diseño de las intervenciones incorpore nuevos servicios que no estén dirigidos a dar solo una respuesta humanitaria sino a promover procesos efectivos de integración socioeconómica.  

Uno de los hallazgos de la última Encuesta dirigida a la Población Venezolana (II ENPOVE en el 2022) indica que el 75,3% de la población refugiada y migrante de Venezuela que se encuentra en nuestro país tiene la intención de quedarse en el Perú. De esta manera, las necesidades prioritarias de la población migrante y/o refugiada son distintas a las iniciales, entre ellas, se encuentran la regularización migratoria, el acceso a servicios educativos, de salud, de generación de medios de vida e inclusión financiera. Servicios que les permitirán integrarse en mejores condiciones en la sociedad nacional. Cabe señalar que, en el proyecto “Alma Llanera” se generan acciones para promover la cohesión social y mitigar la xenofobia y los prejuicios existentes en la comunidad. De esta manera, trabajamos para generar espacios seguros para la integración socioeconómica de las personas venezolanas en el territorio.

Por eso, la respuesta a la crisis migratoria pasó de una etapa reactiva en la que solo se brindaba asistencia humanitaria, a una etapa Nexus en la que se busca fomentar una integración socioeconómica para generar una comunidad venezolana y comunidades de acogida resilientes.

CAII: Un modelo de atención y orientación integral 

Desde el 2019 se implementa el proyecto “Alma Llanera” gracias al financiamiento del Gobierno de los Estados Unidos de América, a través de Bureau de Personas, Refugiados y Migrantes (PRM), por sus siglas en inglés, para dar respuesta a la crisis migratoria generada por el éxodo venezolano.   

En esta tercera fase, el proyecto busca dar una solución a las necesidades y vulnerabilidades de las personas migrantes y refugiadas, favoreciendo su integración socioeconómica en el país a través de un modelo de respuesta integral: los Centros de Atención e Información Integral (CAII). Estos centros son espacios físicos  comunitarios donde la población (migrante y de acogida) pueda acceder a servicios de atención e información, además de acompañamiento y/o derivación a servicios públicos.

Adicionalmente, los CAII promueven la cohesión social y cultural de las personas migrantes, refugiadas y la comunidad de acogida. Hasta la fecha se han implementado 5 CAIIs, ubicados en Lima Sur, Lima Norte, La Libertad, Piura y Tumbes.

Los CAIIs son parte de la estrategia que implementa el enfoque territorial del proyecto, convirtiéndose en ejes de coordinación y articulación entre actores del sector público, el sector privado y los miembros de la comunidad, quienes comparten un mismo espacio territorial. En el CAII se brindan actualmente los siguientes servicios: 

  •  Orientación y tamizaje social 
  •  Trámites migratorios   
  •  Atención en salud primaria 
  • Orientación y abordaje de casos de sobrevivientes de VBG 
  •  Salud mental   
  •  Inclusión financiera y orientación en emprendimiento 
  • Otros Servicios de las entidades del Estado y organizaciones de la sociedad civil (derivaciones complementarias, según los casos) 
  •  Actividades de cohesión social y cultural

Los CAII vienen operando desde febrero del 2024, y nos están demostrando que se han convertido en un centro de servicios modelo para personas en necesidad que busca brindar una atención integral que contemple cubrir necesidades esenciales tales como la regularización migratoria, la salud y la salud mental, así como también temas “blandos” importantes como la cohesión social, nuevas masculinidades, protección infantil y educación financiera.  

Desde el programa reafirmamos nuestro compromiso de seguir apostando por el desarrollo de modelos de intervención que pongan primero a las personas, disminuyan su vulnerabilidad y las hagan más resilientes.  

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