Si hay algo que llena de satisfacción a Blanca Rupay es que sus vecinas y vecinos en Cercado de Lima la saluden en la calle con respeto y admiración. Para ella, el dinero no es lo más importante en la vida, pues prefiere recibir el cariño de las personas en su barrio, quienes reconocen todo el trabajo social que viene realizando desde hace 35 años en el comedor cultural San Martín de Porres.
Antes de fundar el comedor popular, la septuagenaria trabajaba en la librería de su papá y participaba activamente en eventos de las grandes editoriales de la época, rodeándose de reconocidos escritores nacionales. Pero lo que realmente disfrutaba era participar en las donaciones de libros para las personas que más lo necesitaban.
El trabajo por su comunidad inició en esa época, pues tuvo la oportunidad de asistir a asambleas de pueblo y diferentes actividades de organizaciones sociales. Fue entonces cuando conoció a una persona que la impulsaría a fundar el comedor popular que actualmente brinda almuerzos diarios a más de 100 personas.
“Se me acercó una anciana. Su nombre era Inés Sabana y me dio la idea de fundar un club de madres. Como yo sabía elaborar solicitudes y otros documentos, nos reunimos con 60 socias para hacer un proyecto cultural, quisimos crear una biblioteca”, relata.
Con el tiempo, Blanca vio la necesidad de que el local se convirtiera en un comedor y decidió transformar el lugar para empezar a distribuir alimentos nutritivos. Durante muchos años se desempeñó como secretaria, hasta el 2014 cuando fue elegida presidenta del comedor.
Actualmente, de la mano con sus compañeras y gracias al proyecto Alimenta Su Fuerza de CARE Perú en alianza con el BCP, contribuye a promover la alimentación saludable y balanceada en su comunidad. Además, está desarrollando sus habilidades socioemocionales y de empoderamiento económico.
“Estamos participando con Alimenta Su Fuerza por segunda vez. La primera vez fue en plena pandemia. El programa es hermoso y sorprendente porque nunca habíamos tenido tanto apoyo para ayudar a la gente en su alimentación, para que no se enfermen ni tengan anemia. Hemos recibido capacitaciones sobre la alimentación balanceada, cómo iniciar un negocio y trazarse metas. Logré comprar una secadora de cabello y una olla arrocera, ahora me tracé la meta de comprarme una lavadora”, menciona.
A Blanca le incentiva trabajar para que su comedor pueda seguir creciendo y sus compañeras continúen aprendiendo nuevas habilidades que les permitan desarrollar todo su potencial. Su deseo es que otras socias de cocina también puedan asumir el cargo de presidenta en el futuro.
Por último, Blanca deja un mensaje para que todas las personas sean bondadosas entre sí y ayuden a quienes más lo necesitan. “El ser humano debe dejar huella en la tierra. El mejor regalo que podemos tener es recibir una sonrisa de alguien que lo necesita. No deben olvidar darle la mano a sus semejantes. Siempre hay personas que lo necesitan”, finaliza.