Según el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef), 121 millones de niñas, niños y adolescentes en el mundo nunca han ido a la escuela o la han abandonado. La pobreza y la falta de recursos son unas de las principales razones. Muchos de ellos se ven obligados a trabajar para sacar adelante a sus familias y, en el caso de las mujeres, enfrentan, además, la desigualdad de género.
Las niñas y adolescentes empiezan a asumir responsabilidades que no les corresponden, como cuidar a sus hermanos, dedicarse únicamente a labores domésticas, a cuidar o pastar el ganado, etc. Todo esto trae como resultado que dejen el colegio, repitan, aprendan muy poco y que se eleven las tasas de embarazo adolescente.
Un informe del Banco Mundial indica que, en los países de ingreso bajo, menos de dos tercios de las niñas termina la escuela primaria y solo una de cada tres completa el primer ciclo de la escuela secundaria. Esto afecta también su futuro, pues, en promedio, las mujeres con educación secundaria ganan casi el doble que las mujeres que no han recibido ningún tipo de educación.
Las brechas de género truncan los sueños de las niñas peruanas
En el Perú, la desigualdad educativa tiene que ver con factores como el género, los ingresos familiares y el área de residencia. Según Unicef, los menores que viven en zonas urbano marginales y rurales se enfrentan a más obstáculos para culminar sus estudios escolares, en comparación con aquellos que viven en zonas urbanas. Si a esto le sumamos la violencia de género, las niñas y adolescentes de zonas rurales resultan siendo las más afectadas.
Ellas no solo deben enfrentar la falta de recursos, sino también los estereotipos y la falta de apoyo emocional. Muchas hacen largos recorridos diarios para llegar a las escuelas, las mismas que suelen carecer de una infraestructura adecuada y de profesores capacitados en temas básicos como sexualidad, soporte socioemocional e igualdad de género.
“Usualmente la niña no tiene voz, no se le da oportunidad de participar. Esto hace que los patrones que ya venían con ella se arraiguen más y se sientan invisibles: están siempre calladas, no participan y aunque puedan pasar miles de cosas, nadie las toma en cuenta”, comenta Maclovio Olivares, jefe de educación de CARE Perú.
Consecuencias de la desigualdad educativa
De acuerdo con Unesco, las diferencia en el acceso a la educación y las grandes disparidades en los resultados de aprendizaje traen consecuencias negativas como una economía más lenta y mayor riesgo de conflicto violento. Además, provoca que, especialmente las niñas, no puedan cumplir sus proyectos de vida y terminen con aspiraciones mínimas, resignándose a labores domésticas.
La falta de infraestructura y de un currículo adecuado hace que crezcan en un ambiente inseguro, calladas, con baja autoestima y sin desarrollar su potencial real. La inequidad educativa las afecta también a largo plazo, impidiendo que accedan a un trabajo digno y que cumplan su plan de vida.
Para Maclovio Olivares, la consecuencia principal es la continuidad de la pobreza. “Todo eso conlleva a que no tengan oportunidades para la vida, la continuidad de estudios es menos posible, hay mayor riesgo de embarazo adolescente porque están más propensas a ser violentadas, a repetir patrones sociales de la familia, y sus hijos e hijas probablemente pasen lo mismo. Ellas necesitan ser escuchadas, sentirse importantes y desarrollar su potencial”, comenta.
Niña con Oportunidades: Un programa que cambia vidas
CARE Perú viene trabajando desde el 2016 en el programa Niñas con Oportunidades, que tiene como objetivo que las estudiantes adolescentes (mujeres) de zonas rurales del país culminen la secundaria con habilidades para la vida. A través de 3 módulos dictados durante todo el año escolar, se abarcan los temas de educación en ciudadanía y habilidades socioemocionales, educación sexual integral y empoderamiento económico.
Más de 15 000 estudiantes ya se han beneficiado con el proyecto, que este año funciona de forma virtual en las regiones de Amazonas, Lambayeque, Cajamarca y Huancavelica. De esta manera, reafirmamos nuestro compromiso de apostar por la educación integral con el fin de lograr mejores oportunidades para niñas y adolescentes de todo el país.
Hoy, este proyecto se encuentra en campaña a través de “Dueñas de su Historia”, en la que buscamos visibilizar que los sueños de una niña pueden convertirse en una gran historia. Conoce más sobre esta y otras iniciativas en www.care.org.pe o sé parte de nuestra lucha por una educación inclusiva y con justicia social para niños y niñas convirtiéndote en aliado o aliada de CARE Perú aquí.