Una de las problemáticas que se han incrementado en nuestro país tras la pandemia son las cifras de embarazo adolescente. Según un estudio presentado en el foro virtual Evidencias, Perspectivas y Desafíos de la Salud Sexual y Reproductiva en el Perú en Tiempos del COVID-19 en julio pasado, durante el periodo de aislamiento social, los embarazos adolescentes aumentaron en un 12%.
Sin embargo, desde antes de la emergencia, las estadísticas ya eran alarmantes: 13 de cada 100 adolescentes entre 15 y 19 años son madres o están embarazadas por primera vez, según la Defensoría del Pueblo. Esta problemática agudiza las desigualdades de género y mantiene el círculo de la pobreza en nuestro país.
En el Día de la Prevención del Embarazo Adolescente, entrevistamos a Susana Osorio, Especialista de Género de CARE Perú y economista feminista. La especialista señala que el embarazo adolescente se debe abordar como un problema multidimensional y, por lo tanto, sus determinantes deben entenderse desde esa complejidad.
“En primer lugar, uno de los factores más obvios, es la capacidad o autonomía que tienen las niñas y adolescentes de tomar decisiones, tanto sobre del inicio de su actividad sexual, como sobre los métodos anticonceptivos para evitar embarazos no deseados. Lamentablemente otro factor es la violencia sexual que sufren niñas y adolescentes principalmente dentro de sus hogares”, menciona.
En ese sentido, la Educación Sexual Integral cumple un rol fundamental para brindar información asertiva a las y los adolescentes que les permitan tomar mejores decisiones sobre el inicio y ejercicio de su vida sexual. De igual manera, es importante que como sociedad brindemos herramientas para que las niñas y adolescentes puedan construir proyectos de vida posibles y prósperos, de modo que visualicen un futuro más allá de la maternidad.
“Un primer paso por lo tanto para hablar de Educación Sexual Integral es comenzar a recomponer los mandatos sociales de género que pueden resultar dañinos y generadores de desigualdades más amplias. La Educación Sexual Integral es fundamental para que los y las niñas y adolescentes puedan identificar cuando están en una situación de no consentimiento en un vínculo sexo-afectivo o de abuso sexual, que les permita viabilizar una denuncia de manera temprana y a través de los canales de salvaguarda más adecuados”, recalca.
Desde CARE Perú, venimos trabajando el proyecto Niñas con Oportunidades para lograr que niñas y adolescentes concluyan sus estudios secundarios con educación de calidad y un enfoque de género. A través de la educación en habilidades socioemocionales, educación sexual integral y emprendimiento económico, las y los empoderamos para tomar mejores decisiones para su futuro. De este modo, hemos logrado reducir a 75% el embarazo adolescente en los colegios intervenidos en la primera fase del proyecto.
“Como parte de CARE Internacional, contamos con una Política de Igualdad de Género que demuestra nuestro afán de adoptar un enfoque coherente y coordinado expresados en los acuerdos internacionales y las aspiraciones establecidas en la agenda de los Objetivos de Desarrollo Sostenible. Reconocemos como principio básico que la desigualdad de género se cruza con otras formas de opresión basadas en relaciones de poder desigualdades, como la discriminación por raza, etnia, edad, orientación e identidad sexual, discriminación religiosa, clasismo, historia colonial, entre otros“, afirma.
Finalmente, la especialista enfatiza que la educación sexual no puede ser responsabilidad única del entorno familiar, “los sectores de educación y salud del Estado tienen un rol clave para proteger de manera efectiva la integridad de las niñas y adolescentes. Por tanto, es necesario que se potencien acciones y presupuesto destinado a estas estrategias”.
Sé parte de nuestro esfuerzo por promover el acceso a una educación de calidad para miles de niñas peruanas, que les permita construir un mejor futuro. Súmate al proyecto Niñas con Oportunidades en https://www.care.org.pe/donar.php